la abuela violonchelo y la educación

Ayer el Congreso de los Diputados debatió un tema de educación. La Comisión de Educación rechazó por un sólo voto la proposición no de ley de CiU, para instar al Gobierno a que «impulse la incorporación a los textos escolares, dentro del sistema educativo autonómico, la información sobre la hambruna en Ucrania de los años 1.930 a 1932«.  La propuesta historicista pretendía que los jóvenes españoles supieran de los tres grandes crímenes del siglo veinte: el Holocausto, las hambrunas provocadas por Stalin y las matanzas en Ruanda.

Stalin convirtió a Ucrania en un inmenso campo de concentración.

El caso es que el Parlamento se dividió, una vez más, en esa antigualla de conceptos que son izquierda y derecha, y para mas «inri» el PSOE arguyó cuestiones de forma para enfrentarse a la propuesta: A juicio de los socialistas, el Parlamento no debe decidir qué contenidos integran el currículo escolar, sino que es la comunidad educativa la que debe acordar los contenidos. Y, a nadie se le ocurrió replicar que ¿cómo ha llegado «Educación para la ciudadanía» a nuestras aulas?

Es, sencillamente,  un dato más en el suma y sigue de las desgracias de la educación en España. De las contradicciones de nuestros mediocres políticos en el necesario pacto de estado que nuestro país necesita, enredado como está por las inmersiones lingüísticas y las interpretaciones de la historia . Por eso hoy recuerdo mi último encuentro con una pedagoga de verdad. Una mujer casi anónima más allá del mundo de la música culta a la que los políticos deberían oír para acercarse a las esencias que nunca «tocan». Aunque solo fuera para escuchar qué significa «cadena de tradición y cultura». Y que la música, como todas las artes, o la educación misma, no se entiende sin una comprensión  global.

María de Macedo con el «Cuarteto Saravasti».

En el mundo de los violonchelistas, con cariño y respeto, le llaman: «La abuela violonchelo». Su nombre es María de Macedo. Una gran maestra, pedagoga de violonchelo, esteta musical y verdadera «magister vitae». Nacida en Oporto, Portugal ha sido viajera del mundo con su arte y  conocimiento, y reside en Madrid desde hace muchos años. En su juventud fue  discípula, en París y Ginebra, del gran  Pierre Fournier , el violonchelista aristócrata,  y conoció así, en la vieja Europa, las vanguardias artísticas y culturales durante los años cincuenta.  Con Janos Starker en Norteamérica aprendió que el cuerpo tiene que tocar también y que Stanislavski habló para los actores, pero también para los músicos.

Por ello en sus clases magistrales, a los jóvenes les habla de la literatura de la frase musical, del rigor al texto, y lo esencial para la interpretación : comprender y sentir, al autor, sus sentimientos, debilidades, amores y hasta su contexto social y político, para así poder ascender el camino indicado en la partitura y coronar los clímax musicales.  En definitiva interpretar con la cabeza y no olvidar el carácter escénico de la música.

Qué buena filosofía en estos tiempos de surrealismo político en los que la frase famosa de otro gran músico, Frank Zappa, se hace realidad a cada momento: la política es el departamento de Espectáculos de la Industria. Y la pena no es que en España ninguno de nuestros gobernantes haya cursado estudios con la abuela violonchelo, sino que todos sueñan con el gran salto: Del circo mediático, donde están, a la zarzuela. Pero, aunque fingen, no saben cantar.

5 pensamientos

  1. Bueno, bueno. Estoy de acuerdo en que hay que tratar los tres grandes genocidios del siglo XX. De hecho, yo ya lo hago desde hace tiempo, como (tildándome a mí mismo de izquierdas), protesto contra el castrismo más reciente (me refiero al periodo que viene desde mediados de los años ochenta) y otras tantas y tantas cosas.
    Pero también me gustaría hacer un par de comentarios a vuela pluma sobre un par de asuntillos que se mencionan tangencialmente en el escrito. Son comentarios que necesitarían de más espacio, tiempo y tranquilidad (y, ¿qué tal unas cañitas de por medio?) para analizarlas y comentarlas.
    Me refiero a la oposición que encuentro a la asignatura de Educación Para la Ciudadanía. Resulta que se moteja esta asignatura de sectaria, anticatólica, etc…, porque se habla (y se defienden) temas como la libertad en la opción sexual, el derecho a fundar una familia según la misma opción sexual, la cuestión del aborto (sin cargas de moralina barata), etc. ¡Si las referencias al matrimonio homosexual, al menos en los libros de texto que yo he leído apenas ocupan un párrafo en un extenso temario!
    Pero, es que, además, luego nos encontramos que a la Escuela nos «echan» todo: que si hay que enseñar Educación Vial, en una asignatura evaluable con notas y todo eso; que si hay que enseñar la no violencia de género de igual modo, que si hay que enseñar esto o aquello… A veces me sorprende que, desde sectores progresistas (o que se tienen por tal), sólo se les ocurra este método tan «tradicional». ¿No hay autoescuelas que deberían enseñar Educación Vial y no vender la forma de pasar un examen?, por ejemplo.
    Mientras tanto, de nuestras aulas van saliendo promociones de gente que no sabe cuáles son sus derechos constitucionales, o, por ejemplo, que cuando se convocan elecciones en nuestro país se trata de elecciones LEGISLATIVAS, es decir, de los miembros del Poder Legislativo (Parlamento), y que a ellos les compete elegir al que dirige el Poder Ejecutivo (Gobierno), y que éste establece las normas que han de regir al Poder Judicial (Jueces y Magistrados), y, que así los tres Poderes, con autonomía, se controlan (o, al menos, deberían hacerlo) entre sí para evitar abusos de poder.
    La mayoría de la población tampoco sabe cuáles son los niveles de gobernación en España, a saber: local, el más cercano, encarnado por los ayuntamientos y cabildos insulares; el más lejano, el Estado, encarnado por el Gobierno; y el intermedio, las Comunidades Autónomas. Y, por lo tanto, se desconoce, muchas veces, quien toma una decisión y quién toma otra. Por ejemplo, está ocurriendo con la Ley de Dependencia. El Gobierno financia su implantación con créditos finalistas (dinero exclusivamente destinado a este cometido), que las Comunidades Autónomas han de repartir entre los Ayuntamientos. Y, ¿qué pasa cuando en una Comunidad Autónoma este dinero se quiere utilizar para otros fines, o se reparte según el grado de cercanía política (y simpatía personal) entre los Ayuntamientos, y no con los criterios gubernamentales u otros racionales? ¿A quién tiene que reclamar un/a ciudadano/a?
    Más temas, similares. ¿Sabe la población quién puede formar un partido político o un sindicato, y cómo?
    Son estos los temas, entre otros, que se quieren transmitir en Educación Para la Ciudadanía. ¿Está de más trabajarlos?
    También pienso que no todo debe enseñarse en la Escuela. Mi rechazo a la violencia (de género, o no), al machismo, mi defensa de la democraria (aunque sea el «peor sistema político, después de todos los demás», según se dice que dijo Churchill, nada sospechoso de izquierdista), etc… son cuestiones que he ido aprendiendo yo, al reflexionar. Muy al contrario, mi enseñanza estuvo preñada por las actitudes y los valores contrarios, y creo que eso hace que me afiance más en mis ideas.
    Simplemente, me gustaría encontrar a alguien con quien poder intercambiar reflexiones serenas acerca de esto.
    Perdón por la longitud del texto. Y un saludo.

  2. María de Macedo, una profesora que ha hecho escuela, muchos/as de los mejores violonchelistas españoles han dado clase con ella durante bastante tiempo, pues más aún son los que han hecho cursos breves y tenido contacto con la mítica profesora.
    Una mujer llena de sabiduría y de energía.
    Lo más sorprendente es que se ha hecho un hueco yendo por libre, algo rarísimo en este país en el que todo el mundo pertenece a un grupito o escuela. Esta gran mujer, excelente pedagoga del violonchelo, enseña, como digo, por libre, y sus resultados son incontestables en formación de calidad.
    ¡María me quito el cráneo! Los violonchelistas españoles tienen la inmensa suerte de que estés ahí. Eres, en muy buena parte responsable de que ser violonchelista español sea una gran tarjeta de presentación en Europa y en el mundo. Cuántas veces oyendo a jóvenes violonchelistas que impresionan al preguntar de dónde salen se comenta ¡Ah, es que estudia con María de Macedo!
    ¡Gracias, María, por ser un gran ejemplo a seguir!

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