
Hoy he visto el vídeo de unas mujeres sirias quemando un burka, tras ser liberadas de los yihadistas.
Ese gesto tan esclarecedor, la alegría y felicidad que mostraban, me ha parecido un choque brutal contra la realidad que nos venden las feministas occidentales. Las que defienden que el burka es bueno y que lo visten por voluntad propia. ( Más bien “voluntad influida y resignada” lo denominaría yo)
Y eso, a veces mi mente enlaza pensamientos de un modo muy particular, me ha llevado a recordar la noticia que ha saltado a la palestra en estos días, sobre las “miembras” de Podemos, que se han visto obligadas a abandonar la formación, tras ser víctimas de agresiones sexuales.
La noticia junto con unas grabaciones, sale a la luz gracias a OK Diario; al publicar éste la exclusiva de la que se hicieron eco y ampliaron, otros medios de comunicación.
Escucho las grabaciones de la reunión donde militantes del partido se supone de izquierda, debaten la linea a seguir con respecto al tema y, entre otras, oigo voces femeninas cavilando sobre como minimizar el suceso, el impacto y la repercusión que pueda tener esa noticia.
Manipulaciones aparte, que ya son de dominio público, me pregunto si lo lógico, lo que cabría esperar, no es una reacción contundente y justa para desagravio de las agredidas, en lugar de cábalas para salvar el trasero de sus agresores. Pues no, por lo visto no están por la tarea.
Ese es el feminismo, la lucha contra la desigualdad y contra la llamada violencia machista, de la que presumen las féminas de la izquierda del Siglo XXI. Porque, se mire por donde se mire, no deja de ser violencia.

“Agresión sexual no que suena muy grave, quizá mejor decir abusos sexuales. No, tampoco… ¿Y si se deja en un simple acoso?” Lo raro es que no hayan añadido como atenuante, que provocaban por su forma de vestir.
Y sus líderes callan…
No sé por qué, no me sorprende. Son los mismos que acuden a manifestaciones contra, la mal llamada (bajo mi punto de vista), violencia de género o violencia machista, pero reciben subvenciones de quienes todavía lapidan “hembras”. Los que colocan en las instituciones a feminazis que luchan por los derechos de las mujeres, abogando por un mundo lésbico, el intercambio de roles sexuales y la penetración para hombres. Con semejantes y esperpénticos argumentos, poca defensa se podía esperar y así ha sido.
La ausencia de principios, moral, ética o la más mínima integridad que impera en determinados colectivos es tan preocupante como insultante.
Sin pagar y asumir las consecuencias que cada acto, delito en este caso, lleva implícitas y su tendencia a confundir libertad con libertinaje, ¿qué será lo siguiente? ¿Un salto a la Edad Media, para instaurar el derecho de pernada? Y por supuesto, como buena secta que se precie, el llamado “jus primae noctis” (derecho a la primera noche) para su líder supremo.
Vergüenza e indignación, ya hablando solo como persona y no como mujer, es lo único que me generan.
¿Nadie les ha enseñado que la dignidad, es un valor que ningún ser humano debe perder?¿ Y que no es lícito pisotear la de los demás? Porque para ellos, valorando lo visto, la dignidad sí tiene precio. Se han perdido el respeto, todo vale para conseguir un objetivo.
Dios nos libre, si llegaran a gobernar porque por no tener, no tienen ni sentido común.
Como alguien escribió en twitter: “No son socialdemócratas nórdicos, son caciques (y eso lo añado yo) escandi-nabos.
Ni tampoco son las nuevas generaciones, son las nuevas “degeneraciones” y así nos va.
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